Me gusta su voz ronca,
su suéter de pordiosero,
su manera despreocupada de caminar,
su falta de tacto para decir las cosas.
Me gusta cuando se pone serio y habla sin parar,
su talento para robarse pedacitos de tiempo,
cuando dice: 'te quiero',
que no cierre los ojos mientras me besa,
su risa contagiosa,
sus manos en mi cintura.
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